Recuerda

sábado, 3 de diciembre de 2011

TRIUNFO DE LOS ESTUDIANTES


En Colombia, unas son de cal y otras de arena. Mientras que la lucha popular recibió, el pasado Viernes, 4 de Noviembre, un duro golpe, al caer en combate el Comandante de las FARC, Alfonso Cano, cuatro días después, el 8 de Noviembre,

el gobierno se vio obligado a retirar el proyecto de reforma Universitaria que había presentado al Congreso, con lo cual el movimiento estudiantil y popular han ganado una de las tantas batallas que habrá que librar por la Educación pública y otro modelo educativo.

De hecho, este triunfo parcial, es un homenaje al guerrillero abatido por los bombardeos y los desiguales combates del viernes pasado. Alfonso Cano también fue estudiante, al igual que los miles de muchachos que todas estas semanas, hemos visto desfilar alegremente por las calles de las ciudades colombianas.

El también participo, en sus tiempos del movimiento estudiantil, de las luchas, paros y movilizaciones de los años 60. En ellas adquirió conciencia sobre los males de Colombia y el compromiso que lo llevó al monte por los ideales de emancipación, justicia social y futuro. Lo mismo pasará con muchos de los jóvenes que han estado luchando por la Educación en estos días. Con seguridad, asumirán un compromiso con los ideales de cambio, humanidad y revolución en estas tierras.

Son las condiciones del país, las que harán que surjan nuevos Alfonsos. Podrán matar muchos revolucionarios, muchos humanistas; Pero ellos seguirán brotando de las entrañas de la nación, mientras no se modifiquen las causas que han originado y siguen originando la lucha insurgente en Colombia.

Seguirán más batallas

Hacía años no se daba en el país un movimiento estudiantil como el de estos meses. Hemos presenciado un movimiento confluyente, unificado, nacional, ingenioso y creativo en sus forma de protesta, que ha recurrido a las bases, que se ha preocupado por la articulación con otras organizaciones sociales, que fue capaz de salir a la lucha de manera simultánea y no fragmentado, disperso y aislado como había sido lo característico en los últimos años.

Los estudiantes, a diferencia de años anteriores, fueron capaces de confluir en un espacio organizativo nacional, en unos puntos básicos de plataforma y en una agenda. Estos aspectos, han contribuido a la fuerza y la simpatía que ha logrado el movimiento en su lucha contra la reforma universitaria del gobierno y por una educación pública y de calidad.

Indudablemente, el sólo hecho de que el gobierno, se haya visto obligado a recular, así sea por el momento, sobre el proyecto presentado al Congreso, es un triunfo necesario de resaltar, dado que ello no se daba hace muchos años. Que incluso ha sido esquivo en estas dos décadas, a muchas de las luchas que se han librado desde el campo popular.

Pero esta ha sido una de las tantas batallas que se han librado y de las que tendrán que seguirse librando por la Educación pública, no alienante y al servicio de un proyecto de nación.

La lucha sigue. Eso es vital no olvidarlo. Vienen nuevas y más duras batallas. La oligarquía no va a desistir de su modelo privatizador. Va a seguir restándole recursos a la Educación pública, va a seguir obligando las Universidades a actuar como empresas, más que como centros de formación.

Insistirá en destinar la mayor parte de los dineros estatales a los fondos de préstamos, para que los estudiantes, endeudándose, compren el servicio de la educación, convirtiéndola así en mercancía y negándola como derecho. Seguirán militarizando, seguirán negando la democracia, la participación, la autonomía y el bienestar.

Cuando se retorne a clases, es decisivo mantener el entusiasmo y la agitación. Para la construcción de la propuesta universitaria y para que esta tenga fuerza y respaldo y exprese el sentir de amplios sectores, de las bases, del pueblo, hay que levantar espacios de participación, de democracia y de construcción de la misma. Los esfuerzos centrales, las prioridades han de colocarse en levantar los espacios de construcción y participación de las bases estudiantiles, de la comunidad universitaria, del pueblo y más globalmente de la sociedad.

La confianza de las conquistas a lograr no puede depositarse en el Congreso de la República. Sería una pelea de tigre con burro amarrado. Del Congreso actual, no puede esperarse que salga nada en beneficio de otro modelo educativo, ni de la Educación pública.

Sera sólo, la fuerza que logre el movimiento, el respaldo social, la unidad, la masividad y su articulación con el resto del movimiento social, lo que permitirá avanzar y hacer retroceder la aplicación de un modelo educativo promovido por las transnacionales, por los Estados Unidos, por los organismos financieros internacionales, por los acuerdos del TLC y por la misma oligarquía Colombiana.

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