Entre la curiosidad solidaria de tus ojos y la entrega militante de tu cuerpo, fluye un divagar de ideas en el cotidiano fragor del trabajo, en el momento en el que estamos lejos nos amamos en la clase trabajadora, nuestros corazones jamás tendrán déficit de amor, porque se alimentan y se nutren en cada latido de la energía roja de su sangre, de la energía roja de su clase, de la energía roja de su conciencia, nuestro amor es completo porque es de clase, de prole, de verdad.
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